“¡Menos mal llegó Albita para que nos cante!”
Entrevista
Alba Lucia Cano nació para la música, desde pequeña se convirtió en una intérprete entusiasta y a pesar de que a su padre le asustara esta gran pasión, aprendió, según ella, de la manera más respetable. Viendo a Bernardo Cabal (un cercano de la familia) aprendió a tocar la guitarra, mientras ella cantaba de la manera más casual en el seno de su familia, no le quitaba los ojos ni para inhalar.
A los once años Albita se había convertido en una digna compañera musical para Bernardo y a los quince se le abrieron las puertas del Conservatorio de Cali con beca de honor. El día en que Cano dejó atrás el analfabetismo musical inició con una reunión en homenaje a José María Cabal, un miembro de la familia y convencida por la misma, la esperaban espectadores poco comunes: el director del conservatorio de Cali y el mismísimo Guillermo León Valencia, el presidente de Colombia en 1966.
Con una guitarra española Alba expulsó sus acordes de flamenco con intensidad mientras cantaba, por primera vez sorprendió un público incrédulo de su empirismo que la invitó también a tocar el acordeón. El primer ritmo con acordeón fue “dos guitarras” y enseguida “la boda de Luis Alonso”, sus espectadores impactados con su talento, preguntaron cada nota para cuestionar los saberes teóricos de Alba, pero solo encontraron un oído afinado y un talento nato merecedor de una beca en el Conservatorio.
Alba Lucia Cano Becerra,
Fundadora y Presidenta vitalicia en
En 1968 Alba decidió dejar Cali y mudarse a Bogotá para convertirse en esposa y madre; “cambie la música por pañales”, aseguró, este cambio drástico de vida le produjo un choque emocional que solo la música le pudo ayudar a superar y desde entonces decidió nunca más dejarla. Retomó sus estudios musicales en cuanto sus hijos entraron al colegio, entró a estudiar a la Academia Musical Francisco Cristancho y posteriormente ingresó a la academia Luis A. Calvo para investigar los ritmos autóctonos de Colombia.
Así como los niños alejaron a Alba Lucia de la música también fueron niños los que la acercaron nuevamente a ella y encaminaron su trayecto musical. Luego de trabajos como intérprete musical Alba se dispuso a enseñar e inició en el colegio La Enseñanza, una de las instituciones de nuestra localidad, Usaquén. Cano no solo encontró en los niños de la localidad un camino de gratificación, también encontró que la música es una herramienta de transformación, un camino para la paz y un instrumento para desarrollar el pensamiento crítico. Así fue como esta músico y maestra de la localidad encontró otra de sus pasiones fervientes, ayudar a los demás y traspasar los temas musicales al trabajo por nuestra sociedad.
La Casa Del Pensamiento, así nombró Alba a uno de sus proyectos más ambiciosos, pero al mismo tiempo más desinteresados: Convertir su misma casa en un espacio de intersección cultural. Su hogar se dispuso para la tertulia, la música y un salón de reuniones en el que ni el café era gratis. Sin ánimos de lucrarse su patio se convirtió en un salón privado para recaudar fondos para obras sociales, alimentar a los necesitados y apoyar a los desamparados. Es por eso que esta soprano dramática es tan querida por nuestros vecinos de la localidad Usaquén y merece ser homenajeada, es una mujer fuerte y valiente que nos enseña la importancia de encontrar nuestras pasiones, más allá de los roles maternos.
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